La mayoría de las veces, las quejas y desacuerdos en cualquier relación surgen de diferencias, como aspectos de personalidad y comportamiento. Vivimos en sociedad, en ambientes con muchas personas de diferentes edades, opiniones y comportamientos con las que tenemos que interactuar a diario, ya sea en el trabajo, en la familia, entre amigos, entre otros, y sabemos que estas relaciones no siempre son fáciles.Pero, ¿qué se puede hacer para lograr el equilibrio y la armonía en estas relaciones en las que hay muchas diferencias? Está en la capacidad de ver las diferencias, respetarlas y saber discutirlas e intentar resolverlas de la forma más sana posible.

Sabemos que somos diferentes y eso es normal, pero tenemos que saber manejar esas diferencias.

• No intentes cambiar a la otra persona ni imponer tu opinión.
• No lo juzgues, que sepas que no es como tú, que tiene una historia diferente a la tuya, así que respétalo.
• Aprende a exponer tu punto de vista y, si es necesario, mantén una sana discusión con la otra persona sobre lo que es mejor para todos.
• Aprende a adaptarte lo mejor que puedas, analizando lo que es más importante para ti, pero que puede no serlo tanto para la otra persona.
• Es muy importante conocerse bien a uno mismo y al otro para mejorar las relaciones.
• Esté siempre abierto al diálogo, compartiendo dudas e ideas.
• Aprenda a validar a los demás, considerando sus pensamientos y posturas, pero sepa que validar no es estar de acuerdo, sino considerar y respetar.

Saber tratar las diferencias siempre será un reto, pero si iniciamos una relación afectiva, social o profesional con el respeto como principio y estamos siempre abiertos al diálogo, esta relación será sin duda fructífera. Saber observar y estar abierto a lo "nuevo" siempre es positivo para cualquier relación. Es un reto aprender a relacionarnos con lo diferente, nos fortalece y humaniza y nuestras relaciones personales serán sin duda más sanas y felices.