Alguna vez has sentido un cierto "escalofrío en el estómago", miedo a estar en un edificio alto o en un puente y mirar hacia abajo? Es muy normal sentir este miedo, que además puede servirnos de advertencia para estar más alerta ante el peligro. Pero cuando se trata de un miedo excesivo y persistente, que a menudo nos hace perder el control de nuestras emociones, puede ser un signo de Acrofobia, más conocida como fobia, un trastorno de ansiedad específico de los lugares altos.

Hay casos en los que el grado de fobia es tan alto que el individuo no puede verse en lugares donde necesita subir escaleras, utilizar el ascensor, conducir un coche por un viaducto. Hay posibles causas del miedo a las alturas:

• Desencadenado por un instinto de supervivencia, ya que el organismo anticipa una reacción que podría beneficiarle en caso de riesgo;
• Accidentes anteriores relacionados con las alturas;
• Un condicionamiento al miedo a las alturas desde la infancia.

¿Cómo identificar este miedo exagerado a las alturas? Si estás en algún lugar alto o suspendido, como un edificio por ejemplo, fíjate si lo sientes:

• Nerviosismo
• Agitación
• Malestar
• Ataque de pánico
• Vértigo
• Falta de aliento
• Mareos
• Respiración acelerada
• Náuseas
• Sudor
• Tensión muscular

Las personas que sufren acrofobia tienen estas reacciones físicas y emocionales. El miedo a las alturas no siempre es un trastorno de ansiedad, ya que puede ser instintivo y controlable. Es importante, cuando se siente un miedo exagerado a las alturas, que le priva de hacer cosas en su día a día, buscar un psicoterapeuta que haga un diagnóstico y, si es necesario, trate este miedo. El tratamiento debe ser individual y debe tener en cuenta las características individuales de cada paciente. La finalidad del tratamiento es mejorar la calidad de vida y la independencia de la persona, que necesita vivir bien en sociedad y cuyo miedo acaba entorpeciendo su rutina diaria de trabajo, ocio y demás.